Ayer me volví a caer por el tobogán...
Lo malo de caer no es la sensación de velocidad, de descontrol, de velocidad... Es no saber que te espera al final de la caída y tienes dos opciones:
a) relajarte y disfrutar la caída como si nada importara...
b) acomodarte y prepararte para un impacto inminente contra algo que no sabes que es...
Yo estoy ahora mismo en ese tobogán en mitad de una larga caída libre y sin saber si merece la pena prepararme para el golpe o dejarme caer y disfrutar de la caída a la nada...
La vida me esta dando impulso a base de malas vivencias y estoy deseando ya llegar al final del tobogán y ver si me espera la nada o un aterrizaje cómodo que me permita volver a subir las escaleras del tobogán y jugar una nueva aventura en el tobogán.
La vida es un tobogán, es subir para bajar y volver a subir... Es un ciclo sin fin hasta que un día es la última caída.
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