Corrían tiempos turbulentos en España, la industria de Castilla se desmoronaba y con ella mi vida en Pucela tocaba a su fin... Llegaba a Alcalá de Henares y decidí luchar contra ese traslado... No entendía que la vida te marca el camino y solo puedes desviarte si eres rico...
Eran años tristes... dejaba a tras mi vida, mi barrio, mi gente... La nueva ciudad era mas pequeña, no había color, pasaba del violeta al gris (o eso creía al menos). Pasaron los meses y empecé a rehacer mi vida... pronto volví a enamorarme, a encontrar nuevos amigos y a cometer los mismos errores (y otros nuevos)...
Por suerte los cambios fueron a mejor y a pesar de que hoy aún miro con cariño esos años en la mejor ciudad del mundo... no creo que volviera a ella porque las raíces se han secado y ya he dejado de jugar los números de la lotería que decidí jugar con la esperanza de poder luchar contra el destino y volver a empezar...
La vida allí era mas fácil, se vivía mejor, la gente que aun conservo de esa época viven bien, tienen hijos, casas, coches... aquí en Alcalá de Henares veo a mis amigos viviendo precariedad, soñando con un futuro que se escapa mientras sus vidas se consumen día a día en trabajos mal pagados y horas de transporte publico caro y mal gestionado... En Madrid el esfuerzo se paga con bolsillos vacíos y el amor se oxida y seca hasta morir...
Tal vez tenga una visión idealizada y sesgada, pero veo como mi yo de esa época podría vivir ahora una vida mejor que la tengo ahora... o al menos eso creo ahora. Veo como poco a poco me he convertido en otro madrileño mas con el sueño de tener un futuro mejor, atrapado en los mismos problemas que no veo que tengan en Valladolid...
Sin duda en conjunto el traslado fue un acierto y a mejor, pero hay días en los que pienso que allí podría haber sido mas feliz y que quizás aun quede una raíz enraizada de la que pudiera salir un brote verde...
Pero la vida te marca un camino y te puedes equipar para el como el mejor, pero pronto te demuestra que ese equipaje pesa, te lastra, te dificulta el ascenso, te ahoga y mientras los que van mas ligeros corren y saltan sin que puedas seguir su ritmo, mientras tu esperas que baje la pendiente para respirar...
Hay días que son grises y ortos días que son violetas... y por desgracia hay rachas en los que el gris se apodera de todo y es difícil pintar un color alegre con los bolsillos vacíos, el corazón encongido y el futuro tan lejano...
La vida en esos años fue dura, pero sin duda ahora lo es mas... y como dice la canción de Celtas Cortos "y los violetas nos visitarán" y sinceramente yo los estoy esperando para matar tanto gris ;).
Hay días de colores...
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